El verdadero misterio del mundo es lo visible, no lo invisible

domingo, 31 de enero de 2010

"Chim"

La historia de Europa se podría narrar basándonos en las fotos de Capa, Cartier-Bresson y el otro gran magnumniano, David Seymour “Chim”.

David Seymour es un buen representante de una fotografía humanista que no renuncia ni a la verdad ni a la ternura, ni al dolor sin crueldad, ni a la sonrisa sin lucidez. “Children of Europe”, su trabajo sobre los efectos de la guerra en los niños es un documento que deja bien claro como los niños son la piel de la humanidad, el órgano más sensible en el que quedan grabados todos los estratos de la desolación y de la destrucción de la guerra.

La foto de Eleftería, una niña que en plena guerra civil griega disfruta de sus zapatos nuevos nos enseña que los niños son la no-guerra, el espíritu más fuerte en medio de la barbarie que nos permite concebir (y por supuesto, fotografiar) la esperanza.

martes, 26 de enero de 2010

Dorothea Lange


Cada época tiene su Pietà y la nuestra se la debemos a Dorothea Lange. Su mujer migrante es un paradigma de tristeza, pobreza y desolación plasmado de tal modo que el resultado permite, casi subraya, cierta dignidad y nobleza. Lange, fotógrafa de la Gran Depresión, no solo nos conmueve con su foto, sino también con su relato.

“Vi y me acerqué a la famélica y desesperada madre como atraída por un imán. No recuerdo cómo expliqué mi presencia o mi cámara a ella, pero recuerdo que ella no me hizo preguntas. No le pedí su nombre o su historia. Ella me dijo su edad, que tenía 32 años. Me dijo que habían vivido de vegetales fríos de los alrededores y pájaros que los niños mataban. Acababa de vender las llantas de su coche para comprar alimentos. Ahí estaba sentada reposando en la tienda con sus niños abrazados a ella y parecía saber que mi fotografía podría ayudarla y entonces me “ayudó. Había una cierta equidad en esto."

lunes, 18 de enero de 2010

William Eggleston


¿Por qué William Eggleston sacó la foto de un techo rojo? Podemos encontrar la respuesta en un texto de Santo Tomás en el que, tras enumerar la integridad y la proporción como ingredientes de la belleza el Santo nos dice: “Finalmente claridad o esplendor: de hecho consideramos bellas las cosas de colores nítidos o resplandecientes”



La primera vez que se ven las fotos de William Eggleston estas no nos dicen nada. El motivo en sí no es significativo, la composición es prácticamente nula. Solo queda el color. Éste para Eggleston es un ingrediente estético que se explica por sí mismo, un mensaje puro y directo que desplaza los elementos tradicionales sobre los que ha girado la fotografía en blanco y negro al afianzarse la película en color en la fotografía artística.



Ya que el color es omnipresente toda la materia es relevante, todas las individualidades no son más que las piezas de una vidriera gigantesca y cósmica que siempre será interesante para el fotótografo independientemente del punto de vista que elija. La cámara (usando el título de uno de los trabajos de Eggleston) es “democratic camera”, es un instrumento transparente y pasivo que registra el aspecto rutilante, resplandeciente y noble que todas las cosas, hasta un almodovariano techo, acreditan.

viernes, 8 de enero de 2010

Paul Strand.

Las cosas encierran una lógica propia que las emparenta, una forma de armonía que el fotógrafo tiene que saber captar. Así la composición es la destreza para llenar bellamente el espacio. Este no es una entidad puramente formal sino que es un cuerpo vivo que encierra todo un universo de significados. Cualquier espacio es así una forma de paisaje.

Fotografiar la realidad implica redefinir los límites de cada objeto teniendo en cuenta que el fragmento (la perspectiva, el punto de vista) no supone un reduccionismo sino un descubrimiento. La fotografía es el último paraíso de lo particular.

Paul Strand muestra en cada una de las fotografías un dominio magistral de la composición. Gracias a ella todas las cosas son bellas, el mundo es un museo oculto por la indiferencia o el aburrimiento visual. Solo hace falta un poco de ingenio para saber ver.