El titulo de estas "memorias" es sincero. Capa aparece ligeramente desenfocado. Más que un relato autobiográfico, en él Capa se vuelve a reinventar ofreciendo un perfil de sí mismo un tanto novelesco, quizá consciente que esa es la imagen que el público ha tenido siempre de él: una especie de Indiana Jones convertido en fotoperiodista, apátrida, seductor nato, cuya virtud no es la prudencia sino la capacidad de invocar la buena suerte en las situaciones más extremas, que sabe que en medio de la guerra una botella de bueno vino, brandy o champaña es un salvoconducto seguro para esquivar la impenetrable burocracia militar. Como nos dice su hermano Cornell Capa (también excelente fotógrafo de Magnum) Robert Capa desenfocó estas memorias quizá con el objetivo de convertir su peripecia en la Segunda Guerra Mundial en el punto de partida para un guión de cine. De momento van por la novela y en el futuro se espera la película.
El libro acierta al compaginar la lectura bastante animada de los relatos de Capa junto a sus fotografías más famosas de la II Guerra Mundial. Esta mezcla de narración visual y textual es necesaria para el fotógrafo húngaro: la guerra es una experiencia tan sumamente amplia que no solo hay que fotografiarla, también hay que contarla. Si detrás de sus fotos está la Historia también detrás de cada foto hay una historia. Si el lector de Life al ver las fotos de la toma de Sicilia solo sabe de su autor lo que cuenta un exiguo pie de foto, Capa se siente en la necesidad de decir quién es, de avisarnos que detrás de cada visor mira un ojo.
Buena compra.
El libro acierta al compaginar la lectura bastante animada de los relatos de Capa junto a sus fotografías más famosas de la II Guerra Mundial. Esta mezcla de narración visual y textual es necesaria para el fotógrafo húngaro: la guerra es una experiencia tan sumamente amplia que no solo hay que fotografiarla, también hay que contarla. Si detrás de sus fotos está la Historia también detrás de cada foto hay una historia. Si el lector de Life al ver las fotos de la toma de Sicilia solo sabe de su autor lo que cuenta un exiguo pie de foto, Capa se siente en la necesidad de decir quién es, de avisarnos que detrás de cada visor mira un ojo.
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