Avedon si duda es el gran maestro. Alcanzó la perfección en todos los temas a los que apuntó su cámara. Avedon comprendió a la perfección el mecanismo expresivo de la fotografía, se lo apropió y lo reinventó ofreciéndonos un lenguaje visual personalísimo y reconocible que hace que su obra sea (perdón por la repetición) perfecta.
Como fotógrafo de moda Avedon supo transformar un género relativamente convencional en una forma absolutamente libre y personal de expresión en la que la elegancia y la fantasía van por caminos paralelos.
Los retratos probablemente son los mejores del siglo XX ( lo que equivale a decir de toda la historia de la fotografía). Avedon sabe reconocer y captar el “kairos” visual en el que lo interior sale al exterior. El ejemplo más claro es la foto de Marilyn con la mirada distraída (cansada de su propia belleza), en la que podemos adivinar algo de su drama interior.
Su visión del oeste americano en la que nos muestra a vaqueros, granjeros, prostitutas, es de una fuerza visual muy grande. Sobre un fondo blanco Avedon potencia el significado que guarda la realidad misma . Sus personajes mirando directamente a la cámara son expresivos por sí mismos. Parece que su alma no es otra cosa que su mirada, sus posturas, sus gestos y su ropa.
Como fotógrafo de moda Avedon supo transformar un género relativamente convencional en una forma absolutamente libre y personal de expresión en la que la elegancia y la fantasía van por caminos paralelos.
Los retratos probablemente son los mejores del siglo XX ( lo que equivale a decir de toda la historia de la fotografía). Avedon sabe reconocer y captar el “kairos” visual en el que lo interior sale al exterior. El ejemplo más claro es la foto de Marilyn con la mirada distraída (cansada de su propia belleza), en la que podemos adivinar algo de su drama interior.
Su visión del oeste americano en la que nos muestra a vaqueros, granjeros, prostitutas, es de una fuerza visual muy grande. Sobre un fondo blanco Avedon potencia el significado que guarda la realidad misma . Sus personajes mirando directamente a la cámara son expresivos por sí mismos. Parece que su alma no es otra cosa que su mirada, sus posturas, sus gestos y su ropa.
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