La historia de Europa se podría narrar basándonos en las fotos de Capa, Cartier-Bresson y el otro gran magnumniano, David Seymour “Chim”.
David Seymour es un buen representante de una fotografía humanista que no renuncia ni a la verdad ni a la ternura, ni al dolor sin crueldad, ni a la sonrisa sin lucidez. “Children of Europe”, su trabajo sobre los efectos de la guerra en los niños es un documento que deja bien claro como los niños son la piel de la humanidad, el órgano más sensible en el que quedan grabados todos los estratos de la desolación y de la destrucción de la guerra.
La foto de Eleftería, una niña que en plena guerra civil griega disfruta de sus zapatos nuevos nos enseña que los niños son la no-guerra, el espíritu más fuerte en medio de la barbarie que nos permite concebir (y por supuesto, fotografiar) la esperanza.
David Seymour es un buen representante de una fotografía humanista que no renuncia ni a la verdad ni a la ternura, ni al dolor sin crueldad, ni a la sonrisa sin lucidez. “Children of Europe”, su trabajo sobre los efectos de la guerra en los niños es un documento que deja bien claro como los niños son la piel de la humanidad, el órgano más sensible en el que quedan grabados todos los estratos de la desolación y de la destrucción de la guerra.
La foto de Eleftería, una niña que en plena guerra civil griega disfruta de sus zapatos nuevos nos enseña que los niños son la no-guerra, el espíritu más fuerte en medio de la barbarie que nos permite concebir (y por supuesto, fotografiar) la esperanza.
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