Walker Evans es un Flaubert de la fotografía. El propio fotógrafo señala su admiración por el escritor francés puesto que ambos comparten y parten de la vocación realista de su trabajo: "la no presencia del autor, la no-subjetividad. Esto se puede aplicar literalmente a la forma en la que quiero utilizar la cámara".
Como otros fotógrafos americanos de su generación Evans hace de sus fotos desilusionantes notas a pie de página del sueñó americano bajo una estética en la que el fotógrafo, como un perito o un topógrafo, se limita a registrar la miseria.
Tanto sus trabajos para la FSA (Farmer Security Administration) como en Let us now praise famous men divide el espacio en interiores y exteriores.
En su fotografía de interiores la pobreza es un mismo estado de las cosas y los espíritus, un problema moral para los sujetos y los objetos. Los suelos tarimados, las mecedoras, las estanterías y cada uno de sus objetos son la cosificación de un mismo sentimiento compartido por el motivo humano que aparece en la foto. Al igual que Flaubert Evans es un retratista de la escena.
Las fotografías de exteriores, estáticas, casi siempre de edificios, pequeños comercios, iglesias de madera, vallas publicitarias, etc, nos muestra que la civilización no es más que el intento por levantarse dos centímetros del soleado polvo del sur de Estados Unidos.
Nuestras intervenciones en el mundo son estéticas, porque cada una transmite y produce belleza o fealdad.
ResponderEliminarIntervenir es hacerse cargo de la realidad histórica personal y en sumatorias, social.
En consecuencia mi quehacer modifica el entorno, según el sentido e intensidad que le imprima a lo que haga.
Es actividad y se deriva que mi visión (estética) es además ética.
Ese fue un pequeño post que escribí hace unos días en mi blog y me pareció apropiado para reflejarlo aquí.
ResponderEliminarSaludos, muy buen blog. Me lo apunto para seguir.
Gracias Valentín por tu comentario tan "sontagniano".
ResponderEliminarUn saludo