El verdadero misterio del mundo es lo visible, no lo invisible

lunes, 18 de enero de 2010

William Eggleston


¿Por qué William Eggleston sacó la foto de un techo rojo? Podemos encontrar la respuesta en un texto de Santo Tomás en el que, tras enumerar la integridad y la proporción como ingredientes de la belleza el Santo nos dice: “Finalmente claridad o esplendor: de hecho consideramos bellas las cosas de colores nítidos o resplandecientes”



La primera vez que se ven las fotos de William Eggleston estas no nos dicen nada. El motivo en sí no es significativo, la composición es prácticamente nula. Solo queda el color. Éste para Eggleston es un ingrediente estético que se explica por sí mismo, un mensaje puro y directo que desplaza los elementos tradicionales sobre los que ha girado la fotografía en blanco y negro al afianzarse la película en color en la fotografía artística.



Ya que el color es omnipresente toda la materia es relevante, todas las individualidades no son más que las piezas de una vidriera gigantesca y cósmica que siempre será interesante para el fotótografo independientemente del punto de vista que elija. La cámara (usando el título de uno de los trabajos de Eggleston) es “democratic camera”, es un instrumento transparente y pasivo que registra el aspecto rutilante, resplandeciente y noble que todas las cosas, hasta un almodovariano techo, acreditan.

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